Es el modus operandi de cualquiera de los que corremos. Cada día buscamos atravesarlo de una manera u otra, deseamos con todas nuestras ganas hacerlo, total, ¿Existe el límite?.
Buscamos retos que nos motiven, nos ilusionen, que nos mantengan “entretenidos”, “entre-amigos”, “entrenados”… Retos alcanzables, deseables, imPOSIBLES…
Soñamos con ellos, actuamos en función a ellos y nos privamos de lo que haga falta por seguir enganchados a ese compromiso personal que nos hace pertenecer a este mundo llamado RUNNING.
Nuestro día a día consiste en mostrar nuestra mejor cara cuando nos calzamos las zapatillas y comenzar a sentir todo lo sentible cuando presionamos el START de nuestro reloj (o GPS de última generación…). En ese momento, nos comemos el mundo. Cansados, fatigados, reventados de la jornada de trabajo, del entrenamiento del día anterior o de los problemillas que invaden nuestras mentes por el ajetreo diario, pero ese tiempo es nuestro, para nosotr@s y nadie nos lo va arrebatar. Disfrutamos sufriendo, sufrimos disfrutando. Luchamos y corremos, nos enfrentamos a nosotros mismos queriendo vencer a nuestra mente en la batalla por la agonía de seguir, entretenemos a nuestra mente (Nuestro peor enemigo, nuestro mejor aliado) y damos un paso más. Dejamos fluir nuestros pasos y encontramos ese punto dónde se une lo que queríamos hacer y lo que hacemos. Pero ahí no acaba todo, queremos más, queremos #Cruzatulimite.
Corremos para aguantar más tiempo, para llegar más lejos, para correr más rápido, para alimentar nuestro ego o para compartir nuestra historia. Soy runner y quiero que se sepa.
No sólo me mantiene ilusionado el hecho de crecer cada día, de mejorar los registros o las distancias. No sólo nos tiene enchufado las mejores sensaciones o las endorfinas que libera nuestro cuerpo al correr, sino que de manera extrínseca quiero mostrar mi felicidad y poder contar al mundo que si YO PUEDO, cualquiera PUEDE.
Si yo, que soy un grano minúsculo en toda la arena del desierto puedo llegar hacerlo, cualquiera puede. Y lo mejor de ser un grano de arena en la inmensidad del desierto, es saber que no estamos solos. En el desierto hay mucha arena….
Sentirme parte de esta gran familia, tener la ilusión de ponerme un dorsal de correr una gran carrera, de debutar en una distancia, de acompañar a mi compañer@ en esa prueba, de poder compartir mis sensaciones, frustraciones y logros. De poder dar y recibir y sobre todo, lo que nos mantiene con las ganas de seguir luchando, de seguir sumando ES LA POSIBILIDAD DE VENCERNOS.
No hay otro secreto. Nos fijamos una marca o en una meta y vivimos pensando en lograr aquello que deseamos. Lo vemos difícil y sin embargo ponemos toda la carne en el asador por lograrlo. Cueste lo que cueste, estamos deseando luchar por ello. Lo que realmente nos motiva es aquello que nunca hicimos, que nunca logramos, que no alcanzamos, eso es lo que realmente nos motiva. Sabemos lo que exige esa apuesta, tendremos que mostrar lo mejor de nosotros, tener nuestra mejor cara, ofrecer nuestra mejor resistencia y sacar nuestra mejor versión por lograrlo ¿Por qué? “Porque si queremos lograr lo que nunca hemos logrado, debemos hacer lo que nunca hemos hecho”.
Ahí es donde está lo desconocido, el lugar dónde nunca estuvimos, el punto dónde es necesario el #Cruzatulimite. El límite del pensamiento, del esfuerzo, del sueño, de la ilusión, de tu capacidad, de tu empeño, de tu entrega, de tu sacrificio. Ahí, habremos cruzado la línea que jamás pensamos cruzar, el punto dónde queríamos y soñábamos con estar. Lo lograste, has estado al otro lado del esfuerzo, has estado al otro lado de la fatiga, has estado en el lugar de los elegidos.
Ese lado se llama éxito y te mereces disfrutarlo, compartirlo, mostrarlo y saborearlo.
Antes de que tu cabeza y tus ganas se propongan de nuevo pasar al siguiente nivel y buscar otro reto imPOSIBLE que nos motive y que no haga pensar en #Cruzatulimite.
Juan Pablo Gómez Martín
@juanpacoach
http://www.entrenadoratletismo.com
Entrenador Nacional Atletismo
Alto Rendimiento Deportivo