TODO CAMPEÓN HA VENCIDO A LAS DIFICULTADES
Michael Jordan dice que ha fallado una y otra vez en su vida y es por eso que ha tenido éxito. El considerado como el mejor jugador de baloncesto de la historia ha fallado más de 9.000 tiros en su carrera…..
Lo importante de fallar, de las bajadas, de los fracasos, de estar en el “pozo”, es comprender que después tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo y volver a recorrer el camino hacia el éxito con más inteligencia, experiencia y madurez. Para ello, es necesario siempre, realizar un análisis de las causas.
TODOS, estamos expuestos al fracaso, si creemos que jamás fracasaremos, estaremos faltando al sentido común.

La diferencia fundamental entre el que se hunde o el que sale a flote, está en la actitud. En la forma en la que se afronta el fracaso, en cómo nos enfrentamos a él o cómo se aprende de él.
Vivimos constantemente con el miedo a fracasar, a no alcanzar los objetivos, a no llegar a lo que se nos pide, a defraudar a las personas que nos rodean… Sin embargo, el fracaso bien entendido es el que puede ofrecernos las mejores lecciones posibles, las clases magistrales de enseñanza. Nos está indicando dónde fallamos y por tanto nos dice de manera directa dónde mejorar.
¿Qué podemos aprender de los fracasos?
– Lo que tenemos que mejorar. Hacía dónde dirigir nuestros esfuerzos.
– Reorientar nuestro trabajo, nuestras acciones y nuestros esfuerzos hacia la dirección correcta (distinguir lo verdaderamente importante).
– Empuja a buscar otras ilusiones (aunque sean las mismas renovadas) y buscar respuestas nuevas, más creativas, frescas y originales.
– Nos indica que debemos desechar, que debemos eliminar porque ya no funciona.
– Nos da una nueva oportunidad de reflexión y de conocimiento de nosotros mismos. Permite evitar los mismos errores en el futuro.
– Nos capacita para valorar más los buenos momentos que por la rutina no llegamos a valorar.
– Nos recuerda quiénes somos y de qué estamos hechos, permitiéndonos crecer en la humildad y volviendo a indicar que necesitamos trabajar como el que más.
– Nos enseña quiénes son nuestros verdaderos amigos. Tropieza y verás quién viene a ayudarte.
TODOS los atletas que conozco han pasado por malos momentos. Una lesión, una retirada, una caída, la no consecución de una mínima o una marca buscada. Atletas que han llorado de rabia, de impotencia, de frustración, del quiero y no puedo.
Atletas, personas, que no han logrado aquello que querían y sin embargo, no cesan en su intento. Día tras día, entrenamiento tras entrenamiento, ponen toda “la carne en el asador” y siguen intentándolo. Atletas que demuestran valentía, que demuestran coraje y que entiende que la mayor de las virtudes es la constancia. Que a través de ella, tendrán nuevas oportunidades, tendrán nuevas posibilidades de volver a enfrentarse a sus retos y quizás en la siguiente ocasión, vencerlos.

Ese quizás es el que hace que se levanten cada día, que le pongan ganas, que se esfuercen, que trabajen, que se cansen y sigan. Ese “quizás” es el que con el paso de los días y con la suma de los esfuerzos realizados vaya dando paso a un “podré”.
Las ganas encaminadas a un objetivo fijo, la determinación a la hora de entrenar sin escatimar esfuerzos, la ilusión por mejorar, la creencia de que lo mejor está por llegar, la actitud positiva y la resiliencia como valor, hacen que una atleta, una persona, pueda luchar por todo aquello que se proponga. Sin peros, sin quizás, sin tal vez, sin “es que…”. Sin temores, sin miedos, sin dudas.
Cualquiera de nosotros puede fallar, una o mil veces, fracasar y fracasar. Pero lo que no debería permitirse es no levantarse, no seguir luchando. LA RENUNCIA ES NUESTRO MAYOR FRACASO.
No demos NUNCA un objetivo por perdido, no renunciemos a seguir dando zancadas, a sacar nuestra mejor versión aún cuando peor estemos entrenando o compitiendo. Las conquistas futuras pasan por el trabajo de hoy. Para recoger frutos, debemos sembrar, cuidar el cultivo, regarlo…. trabajar duro para después recolectar.
Hay que entrenar, ese el camino. Camino que nos gusta, nos encanta, disfrutamos, nos divertimos. Tenemos que aprender a saborear esos momentos, el día a día. El cómo he acabado hoy el rodaje, el cómo me he encontrado en las series.
Una parada, una pausa para reflexionar y darnos cuenta que nadie nos obliga. Respirar y DISFRUTAR.
El triunfo es una conquista contra uno mismo que sólo lo consiguen aquellos que están convencidos que lo mejor está aún por llegar.


Sólo se consigue levantándote una vez más de las veces que te caes.
Cree en ti. Puedes más de lo que crees.