“El descanso es el momento en el que mejoramos”
En virtud a los Principios del entrenamiento y teniendo en cuenta al fisiólogo Hans Selye que fue el primero en describir el Síndrome General de Adaptación, o tal y cómo se conoce ahora, Ley de Selye. Las fases por las que debe pasar un entrenamiento planificado y sistemático con el fin de obtener una mejora son:
- Entreno. Entendido como la fase en la que se produce un “estrés” para el organismo, siendo este estímulo estresante necesario para producir cambios que induzcan mejoras en nuestras capacidades físicas –generales y/o específicas-.
- Durante el “estrés” me adapto: mi organismo hace que se aumente la frecuencia cardíaca, que aparezca el sudor, que haya consumo energía –por métodos aeróbicos y/o anaeróbicos-, degradación de células, fatiga en los músculos…
- DESCANSO: es cuando me estoy recuperando del “estrés” y se generan adaptaciones en el organismo para conseguir que la siguiente vez que produzca ese “estrés” mi cuerpo esté preparado para luchar contra él. A esto se le conoce con el nombre de SUPERCOMPENSACIÓN. Si mi cuerpo se adapta a ese estímulo, necesitaremos de otros estímulos distintos para crear de nuevo ese estrés ya que estímulos iguales pueden que no produzcan “estrés” en el organismo (ocurre lo mismo con las vacunas médicas…)
- Vuelvo a estresar el cuerpo, como hemos reflejado, ésta vez debe ser con un estímulo diferente para que el cuerpo no pueda adaptarse con facilidad: podemos cambiar la intensidad, el volumen, las reservas de energía, etc. Si te pasas de descanso, no habrá entrenamiento. Debemos conocer el estado óptimo del organismo en el que hay que introducir un nuevo estímulo, el tipo de estímulo y las ganancias que esperamos con ese estímulo.
En algunas ocasiones, el “estrés” se va acumulando, no descansamos cuándo debemos hacerlo y sin darnos cuenta no damos tiempo a que se produzca la SUPERCOMPENSACIÓN. Esta fatiga que se acumula y que no conseguimos que el cuerpo produzca la adaptación necesaria nos va a llevar a que caigamos en un estado de SOBREENTRENAMIENTO pudiendo aparecer síntomas como:
– Problemas musculares: calambres, contracturas, roturas…
– Problemas inmunitarios: alergias, mocos, resfriados, infecciones de orina…
– Cambios en el estado anímico: baja la motivación, el momento de la competición lo vemos muy lejos, etc.
– Problemas digestivos: calambres abdominales, diarrea…
– Problemas para conciliar el sueño o para despertarse por la mañana después de ocho horas de sueño (falta de energía).
Y entonces lo que debemos hacer o el tratamiento que debemos seguir será: descansar, olvidarnos por unos días del entrenamiento, comer bien, dormir, suplementarte si es necesario con algún tipo de mineral o vitamina, masajes y saunas, hidratación correcta…
Este punto es al que NUNCA deberíamos llegar, y aquí es cuando toma relevancia la clave de este artículo, el descanso.
EL DESCANSO
La recuperación es un concepto clave en todo deportista y en todo entrenamiento como hemos intentado dejar claro en las líneas anteriores. Este descanso es el que nos hace mejorar, aumentar nuestras capacidades y adaptar nuestro organismo para nuevos estímulos de entrenamiento. Descanso total o descanso activo según las circunstancias, pero descanso al fin y al cabo. Da igual si lo hacemos cada 3, 4 o 7 días –teniendo en cuenta el período de adaptación-, pero nuestro cuerpo necesita descansar alguna vez para poder mostrar las mejoras conseguidas con lo que se entrene.
Con el descanso podremos conseguir básicamente 2 cosas:
1.-Evitar el sobreentrenamiento y por tanto las lesiones (y síntomas descritos).
2.-Regenerar nuestro organismo y hacer que una vez descansado, rinda más y mejore.
Nuestro cuerpo puede soportar ciertas cargas de trabajo, sobre todo si estamos ya habituados a entrenar pero si este descanso no llega, si el descanso no se realiza, terminaremos sí o sí en una fase de sobreentrenamiento.
Los descansos son necesarios para la recuperación del organismo, pero éstos deben ser los adecuados:
-Descansos largos no entrenan.
– Descansos cortos sobreentrenan.
– Descansos proporcionales permiten el fenómeno de la supercompensación
El descanso no sólo debe abarcar el día o días de descanso semanales sino que deberíamos cada 2-3 semanas, hacer una semana de asimilación en la que tendríamos que bajar el volumen semanal de km.
DESCANSO ACTIVO O TOTAL
El descanso activo sería aquel en el que no nos quedamos en casa sin hacer nada, sino que salimos a trotar despacio o cogemos la bicicleta tranquilamente y un descanso total sería aquel en el que no hacemos nada de nada.
Un entrenamiento de recuperación –descanso- tiene un objetivo claro: regenerar mediante la obtención de oxígeno y nutrientes los músculos después de tanta carga en los días anteriores. O sea, con la recuperación vamos a restaurar, a regenerar y a producir una adaptación buena para nuestra mejora. Aquí estamos consiguiendo los beneficios del entrenamiento ya que después de este descanso estaremos en “mejor forma”. El ritmo de este tipo de entrenamiento tiene que ser muy suave para ayudarnos a que nos recuperemos muscularmente y de una forma rápida y así tendremos los beneficios de los duros entrenamientos que hemos realizado con anterioridad.
Es preferible entrenar justo el día después de un entrenamiento duro y descansar el siguiente, que no dejar descansar el día siguiente de un entrenamiento duro (pensando que así recuperamos mejor) y ponerse ya a entrenar “fuerte” el siguiente día. Pero todo depende de la planificación de nuestros entrenos y sobretodo de nuestros entrenos anteriores.
Mi consejo es que variemos en los descansos al igual que en los entrenamientos, unos días descansos totales y otros días descansos activos.
“No existe el descanso; existe el entrenamiento de recuperación”