¿Qué pasa si no consigues el objetivo? ¿Qué cambios se producen en tu vida?¿Qué cosas cambian a tu alrededor?
Es inevitable querer mejorar, el gusto de ser capaces de traspasar la frontera de nuestra marca, esa que un día nos hizo mejores, esa que un día nos puso a prueba y la vencimos, claro que sí. Pero ¿a cualquier precio?.
Nuestras decisiones siempre involucran que para ellas, pagaremos un precio. El que sea, de mayor o menor valor, de mayor o menor duración, pero siempre hay que pagarlo. Llámalo tiempo, llámalo sufrimiento, llámalo vida social, llámalo dolor, ponle el nombre que quieras pero está claro que siempre que tomamos una decisión hay que sacrificar ciertas cosas.
Esto no significa que no tengamos los pies en la tierra, que no seamos capaces de ver la realidad y saber qué cosas puedes plantearte conseguir cuando estás en una línea de salida.
Tú eres lo que eres con tus defectos y virtudes pero no eres más de lo que eres. Aunque esto sea una obviedad el hecho de pensar que somos más de lo que somos nos hace equivocarnos y centrados en el mundo deportivo, nos hace tomar decisiones que nos perjudican sobremanera.
Tú no eres profesional de esto (si lo eres y me estás leyendo, siéntete afortunad@) y por tanto, no tienes por qué pagar el precio que pagan ellos. Lo hacen por una contraprestación (trabajo) económica, social y deportiva. Claro que tienes las mismas ganas o más de mejorar, de conseguir tal o cuál marca, pero recuerda que eres lo que eres y no más de lo que eres, aunque también tengas un beneficio social o de salud.
El beneficio social no es renunciar a tu vida social por una foto en una meta, privarte de ciertos caprichos o disfrutar de tu familia. Esto de correr lo elegiste porque te hace disfrutar, no para quitar de tu vida todo lo que te hacía disfrutar por esto. Debe ser un complemento para tu felicidad. Correr por placer, por superación personal pero no vivir obsesionados con un entreno o con la marca de la carrera. HAY QUE DISFRUTAR DE CADA ZANCADA SIN OBSESIONES.
Si no sale, ¿qué pasa? Pues que hay bastantes diferencias en función de cómo hayas recorrido el camino:
a) Puedes haberlo recorrido disfrutando (lo recomiendo), dando todo en tus entrenamientos, sí, pero sin renunciar a nada. Disfrutas de tus hijos y de tu pareja, de una cena, de una fiesta, de un fin de semana de relax, del cine, de acostarte tarde un sábado porque se tercia, de buscar un hueco antes o después para “salvar” ese día y no cumplir el entreno, sino simplemente salir a correr.
b) Puedes haberlo recorrido siendo más de lo que eres. Comportándote como un profesional. Esclavizado por los tiempos de las series o por haber perdido 1”/km en el rodaje (¡1»!), por no comer tal o cuál cosa, por dormir lo mejor y máximo posible, diciendo no a esa cena de amigos o a esa comida de amigas. Renunciando a un paseo tranquilo porque hoy toca fuerte. Cabread@ contig@ mism@ porque no te ha salido el entreno, etc.
Como ves, todo esto produce un desgaste emocional, un peaje que hay que pagar antes de ponerse en una línea de salida. Seguramente ambos perfiles de personas querrán hacerlo lo mejor posible en una prueba determinada pero las consecuencias ante un revés (y lo habrá siempre) son totalmente diferentes.
El exceso de presión, de ilusión, de expectativa ante un logro hace que estemos alejados de nuestro punto de inicio, de nuestro estado emocional normal y por ende, las consecuencias ante el error y ese alejamiento de la realidad hace que afrontemos una decepción desde la catástrofe más profunda.
¿Merece la pena sacrificarte como un profesional sin serlo?¿Merece la pena ese segundo de mejora teórica que a veces por la presión no termina de llegar? ¿Merece la pena renunciar a disfrutar de sólo correr cuando puedes disfrutar muchas cosas incluida correr?¿Merece la pena estar tan jodid@ por un simple resultado?¿por un objetivo que puede intentarse una y otra vez?¿Puede hundirte un mal entrenamiento y/o carrera?
Si haces esto para disfrutar te aseguro que vas a estar muchos años corriendo, vas a poder conocer gente maravillosa a la que dedicaras tiempo, verás lugares increíbles a los que querrás volver (y volverás), conocerás tu cuerpo como mucha gente no lo siente, sabrás interpretarlo, cuidarlo, mimarlo y entenderlo. Tendrás vitalidad, te notarás enérgic@. Vivirás ilusionad@ con las carreras, con tus marcas, tus entrenos y tus logros pero no esclavizados y presionados. Correr, es sólo correr.
Con estas líneas no digo que renuncies a tu mejora, a tu exigencia, a tus ganas de mejorar o a tus sueños deportivos. Simplemente, te aconsejo que mires desde otro prisma todo eso. Si tienen que llegar, llegarán y está claro que cuando nos marcamos un entreno no todo es de color de rosas y que sufrir, vamos a sufrir, pero no renuncies a aquello que te hace feliz y lo reemplaces. Intenta cohabitar con todo, será más reconfortante y placentero. Haz que ese sufrimiento te aporte placer, compártelo y ayuda a otr@s a mejorar, es espectacular compartirlo.
“Una persona no vale más por su marca que por su persona”
Juan Pablo Gómez Martín
Entrenador Nacional Atletismo
Alto Rendimiento